Dean Ambrose ha abandonado la WWE. The SHIELD ha sido definitivamente desmembrado. El último combate del trio tenía lugar anoche, 21 de abril contra Drew McIntyre, Bobby Lashley y Baron Corbin y, como no podía ser de otro modo, The Shield se hacía con la victoria.
Ambrose se ha ido y se ha ido a lo grande. Dejando atrás a legiones de fans que lo echarán de menos, ya que El Lunático -como se le conocía de un tiempo a esta parte- ha trabajado muy duro desde ese 2012 en el que llegase a la firma de Vince McMahon. Pero ¿Por qué se va?

Se ha comentado mucho, sobre todo acerca de si Ambrose no estaba de acuerdo con el giro que en la empresa se le había dado a su personaje, a raíz de la marcha de Román Reigns y su rivalidad (la de El Lunático) con Seth Rollins… Bueno, no sé si será cierto o no. El propio Ambrose se ha despachado a gusto sobre los “periodistas especializados” que se dedican a contar o interpretar su vida. Dice que se va por principios y eso tiene una muy amplia interpretación. Aunque lo cierto es que se va a buenas, que se le ha hecho una despedida de señor, en ese The Shield’s Final Chapter. La WWE se ha quitado el sombrero ante él, junto a sus compañeros (¿Amigos?) de grupo, porque The Shield ha marcado una época.

¿Se va dejando alguna puerta abierta? Posiblemente sí. No se las deben haber cerrado, puesto que, repito, se ha marchado por la puerta grande. ¿Volverá? Él dice que no, pero ¿Quién sabe?
A su favor tiene el factor tiempo: aún no ha llegado a los 35 con lo que todavía le quedan años buenos en el wrestling si quiere aprovecharlos. Y todos sabemos que en este negocio muchas veces “para siempre” es sólo sinónimo de “hasta luego”. Sí, ha habido otros muy llorados y extrañados que dijeron “para siempre” y de momento han cumplido. Véase el caso de CM Punk, pero ni en ese caso nos hemos despedido de verle reaparecer algún día, más aún después de los varapalos que se está llevando en sus coqueteos con las artes marciales más o menos mixtas. Aunque Punk ya pasa de los cuarenta y ahí el factor tiempo juega en su contra.

Lo mismo podría decirse de Alberto del Río, el Patrón, que tampoco descartaba volver algún día a WWE. Por edad, también cuesta abajo.
Son solo ejemplos. Lo que quiero decir y me lío es “¡Gracias, Dean! Hasta luego”. Porque espero y deseo que sólo sea eso, un hasta luego. Pero, si no lo es, que la suerte vaya con él allá donde se encaminen sus pasos.